viernes, 7 de mayo de 2010

AL CABALLERO DE LA ROSA


En su abrazo yo abrazaba todas las rosas:
las rosas de la piedra y las del sueño,
las rosas del torrente y las del vino,
las furibundas rosas cinceladas
sobre el craneo del sol, en ajetreo continuo;
las de apretada nieve, rosas, con que ciño
mi frente en un ci­rculo de llamas;
y las implacables que coronan
la espina de la rosa;
las que disgrega el extasis en torno
a los banquetes del amor, y las que llueven
ceniza y agoni­a


sobre la faz del moribundo;
las rosas del poema y las del humo,
las rosas del rosario y las del tigre,
las invisibles rosas de mi sangre y las azules
que hara brotar mi muerte,
mi terraza barrida y la brisa de las rosas
entrando por los balaustres de la tarde;
las rosas que treparon la escalera,
y la que se prendio a la cerradura
al el cerrar la puerta;
las rosas de su sexo y de su pie
restañadas y aun tibias sobre el lienzo
alimenticio y lechal de la mañana,
las rosas del que llego y aun no se ha ido;
en sus brazos yo las abrazaba:
la lacerante rosa aun no podada
que balancea su olvido sobre el tallo;
y la incomparable que perdura
en todo lo que fua, o pudo no haber sido;
la rosa desnuda de la rosa.

1 comentario:

  1. uoooooooooooooooooooo esta hermoso es ke cada dia te queda mejor el blog
    esta muy lindo la verdad

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