jueves, 22 de abril de 2010

Guitarras


Satinadas sonrisas las de nuestro silencio,
cielo inflamado con los espermas de la espera,
eres el terciopelo y el encaje de mis lagrimas,
la desafinada nota de mis parpados.

Te veo como el diamante en bruto de mis desvelos,
el que no labrari­a para descubrir su belleza,
si entre tu selva aspera y suave esta lo que muchos no encuentran,
por eso eres el rey de mi naturaleza.

Tus huellas dactilares entre madera y cuerdas,
son como los ri­os de mi tierra: agua dulce y serena,
y sumerjo el cuerpo de mis letras en vos,
para encontrarte ti­mido, mi hermoso jilguero nocturno.

Dejame ser el minero de tus segundos,
encontrar en las entrañas de tu tiempo, mi espacio,
enredarme con el humo de tu tabaco y llegarte,
ser el profeta del mundo, como nadie lo ha sido.

Anclo mi barca en la playa de tus cabellos,
cuento las estrellas que te logro divisar en los labios.

Regalame en un beso la aceituna de tu coqueto suspiro,
eres el vino predilecto que extraigo de mi mejor viñedo,
caprichoso como la lluvia en un di­a soleado,
imposible a veces como el dolor cuando estas ausente.

Soy libre ente tu alma, porque ella no tiene bordes,
mas en ella encuentro mi refugio,
la cura de mis agotadoras jornadas,
tu me cantas, yo te escribo..todo en nuestra pequeña casa.

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